El Hatha Yoga es un tipo de yoga que se originó en la India y llegó a Occidente en el siglo XX, donde ahora es la forma de yoga más practicada.
Su nombre, derivado del sánscrito, significa «yoga del esfuerzo» o tenacidad. Se trata tanto del despertar espiritual a través de las posturas como de la disciplina respiratoria y la meditación.
Simbólicamente, el Hatha Yoga sería la unión del sol (ha) y la luna (tha), es decir de todas las dualidades, el aliento inspirado y el aliento exhalado, lo masculino y lo femenino, etc.
Este tipo de yoga, mediante la práctica precisa y rítmica de las posturas que propone, permite al practicante dominar plenamente su cuerpo y sus sentidos.
Orígenes del Hatha Yoga
El Hatha Yoga tiene sus orígenes en textos antiguos, especialmente en los sutras de Patanjali. Se ha popularizado en Occidente, donde se ha alejado de su objetivo original de liberación espiritual para convertirse en una práctica de ejercicio puramente físico.
Principios y posturas del Hatha Yoga
Mientras que los sūtra yóguicos de Patanjali se desglosan en ocho «grados», el texto referente del haṭha yoga es de carácter práctico y hace hincapié en las posturas (asana) y en el control de la respiración (pranayama), aspectos que corresponden al tercer y cuarto grado del yoga de Pantanjali.
Esta simplificación explica en parte su éxito en Occidente, donde la mayoría de las sesiones de yoga se basan en una serie de posturas más o menos complicadas, organizadas en función del nivel de los participantes y del objetivo de la sesión.
A diferencia de una rutina de gimnasia, las posturas deben mantenerse durante un tiempo suficientemente largo (unos 3 minutos por postura).
El control de la respiración y la concentración están asociados a esto. La respiración puede ser rítmica dentro de las posturas o concentrada durante un tiempo especial. Esto depende de la escuela, la hora del día, la edad y las expectativas de los participantes.
Una sesión de Hatha Yoga suele terminar con un momento de relajación.
A través de la práctica occidental del haṭha yoga, se busca la unidad de todas las modalidades físicas y psíquicas que componen al ser humano, así como la experimentación de los opuestos complementarios (femenino/masculino; movimiento/inmovilidad; inspiración/expiración, etc.).
Así, la postura, la respiración y la meditación pueden combinarse en la práctica, por ejemplo: posturas/respiración, posturas/meditación, o posturas/respiración/meditación.
Dinámicas o estáticas, las posturas se suceden sin violencia ni competencia, con toda humildad, con el objetivo esencial de mejorar :
- flexibilidad y movilización articular,
- aplomo y equilibrio,
- desarrollo respiratorio,
- circulación general y cerebral,
- musculación general (de la columna vertebral en particular),
- fluidez de la energía en su conjunto
- capacidad de relajación.
La práctica básica del Hatha Yoga requiere las cuatro fases de la respiración
- inspiración,
- retención con los pulmones llenos,
- exhalación
- retención en los pulmones vacíos.
La fase de relajación, con la que suele concluir la sesión, se realiza en posición sentada o tumbada y se acompaña de respiraciones lentas y profundas, sugestiones o sonidos muy suaves.
Aporta una sensación de paz y prepara para la meditación.
Los Beneficios del Hatha Yoga
Como todas las demás formas de yoga, el Hatha Yoga, cuando se practica con regularidad, mejora la forma física y el bienestar general del practicante.
El Hatha Yoga es especialmente beneficioso:
- en términos de estiramiento y fortalecimiento muscular, promoviendo la flexibilidad, aliviando el dolor de las articulaciones, al tiempo que garantiza una buena estructura esquelética, incluyendo una columna vertebral fuerte
- en términos de relajación, actuando como un masaje de los órganos internos por compresión y descompresión sucesivas, pero también en términos de concentración y memorización, la atención prestada a la respiración limitando los riesgos de dispersión del pensamiento y desarrollando la capacidad de relajación del practicante.
Actuando a nivel físico y emocional, el Hatha Yoga puede aportar equilibrio a su vida diaria y ayudarle a gestionar mejor sus emociones y posibles dolores gracias a un mejor conocimiento de su cuerpo.
El hatha yoga es una forma de mejorar la respiración y la postura. Estos tienen una influencia particular en nuestro cuerpo, mente y emociones. Por lo tanto, se recomienda esta suave disciplina por sus numerosos beneficios y para llevar un estilo de vida más saludable.
Beneficios físicos
El primer beneficio físico del hatha yoga es la flexibilidad. A través de las diferentes posturas, se trabaja la articulación de los miembros y se fortalece la musculatura suavemente. Esto reduce el dolor de espalda y mejora el equilibrio.
Bonus: practicar hatha yoga garantiza una mejor calidad de sueño. Su sistema inmunológico está bien descansado y más alerta durante el día.
Beneficios mentales
No sólo el cuerpo se beneficia de las virtudes del hatha yoga. La cabeza también se beneficia. Durante una sesión, te sumerges en un estado de meditación que favorece la concentración. Gracias al minucioso trabajo de respiración, el hatha yoga favorece la calma mental. Se sale de la clase con la mente tranquila y en paz.
A nivel emocional, la conciencia del propio ritmo irregular asociada a la estabilidad postural favorecería incluso la capacidad de soportar el estrés y, a la larga, una cierta estabilidad psicológica, incluso una mejor calidad del sueño.
Bonificación: El hatha yoga también tiene un efecto sobre la memoria, a través de la memorización de secuencias de posturas.
Los beneficios se notan después de un mes de práctica, lo que se traduce en un aumento de la vitalidad, el entusiasmo y el buen humor.
¿Quién puede practicar Hatha Yoga?
No hay restricciones de edad ni contraindicaciones para practicar Hatha Yoga. De hecho, es una disciplina completa, accesible a todos, que no requiere ninguna condición física particular y que puede practicarse independientemente de las capacidades físicas iniciales, sin riesgo de lesiones ni de fatiga.
Hay diferentes niveles según se sea principiante o más experimentado en la disciplina. Cada persona debe adaptar la frecuencia y el nivel de las sesiones en función de su disponibilidad, su estado físico y su edad.